martes, 2 de septiembre de 2014

BOGOTÁ, COLOMBIA: La reconquista de la arepa !


Bogotá: Al aterrizaje, viniendo del DF, hasta podía parecer que uno llegaba a una ciudad mediana. Una pista de aterrizaje entre árboles da la impresión de una ciudad verde. Encerrada entre dos cordilleras, a 2400 metros de altura, Bogotá es fría y hasta algo gris. Y es que se dicen que en Colombia la geografía define mucho al colombiano. Cada vez más urbanizada, aunque con una vida rural y de pueblo que pronto descubriríamos, las ciudades colombianas parecen estar poco conectadas, aunque cada una con su particularidad. Dicen de Bogotá que es caótica, de Medellín funciona bien y es elegante, de Cartagena, la caribeña, que es la más hermosa y de las que más ritmo tienen-aunque parece que difícilmente supera a Cali, la rumbera. 

Bogotá conserva un aire literario, teatral y musical. La Candelaria, su centro histórico, se parece a una ciudad colonial, repleta de colores y bullicio. Es un barrio misterioso, cuyos rinconcitos están escondidos: cafés literarios repletos de hombres mayores , centros culturales, tiendas de comida orgánica y museos se dispersan por las calles del barrio antiguo. Las calles se llenan de niños saliendo del colegio, que se detienen a comprar obleas rellenas de arequipe (el dulce de leche local), o cocadas de arequipe con coco. Es misteriosa y un poco peligrosa, pero hay que saber llevarla, conocerla, con sus contrastes y sus diferencias. 

Norte vs. Sur, como el mundo mismo, definen a esta ciudad geométricamente distribuida entre carreras que van de norte a sur, y calles que van de este a oeste. Pasado una cierta línea, el foráneo ya no es bienvenido, y es que a algunos barrios los llaman "El Bronx", o la "Zona Roja, Santa Fe". Otros, al norte, más apacibles para el viajero, se denominan "Zona Rosa" o "Zona T". Los nombres lo dicen todo. Afortunamente, uno parece siempre estar acompañado de un ángel de la guarda, ya sea otra extranjero o mucho más comúnmente, algún colombiano generoso (hay muchos de esos, muchos) que ayudan a uno a evitar meterse en la boca del lobo. Esos mismos colombianos son los que hablan con orgullo de su país, y narran con detalles la historia tan trágica y tan contemporánea que han vivido. Felices de poder abrirse al mundo, y disfrutar de su propia cultura, el colombiano presume y quiere ayudar al extranjero a sentirse a gusto. 
Claro que pasado una cierta hora, y en ciertas calles, el ambiente no es tan jovial y simpático como en otras zonas. Un tanto oscuro e inquietante, uno aprende a usar ese sentimiento escondido mejor llamado intuición. 

Pero sin duda, al llegar a Bogotá uno se da cuenta enseguida de lo que define este país. Por un lado, está la música y aaaay, la danza. Aquí se baila de todo, salsa, merengue, bachata, vallenato. Y como nos dijo un taxista, lo peor que te puede pasar en la vida es sacar a una pelá a bailar y que no sepa moverse. No pues, mejor te buscas otra enseguida! Aquí la manera de bailar define a la persona, y sí que saben moverse. Música por todos lados, les da ese carácter tan amable y simpático, tan alegre. Todos los encuentros, por cortos o superficiales que sean, se terminan por un "que estén muy bien", o un "felicidades", o un "son muy queridas", o "muy tiernas" u otros miles de piropos que ni agresivos ni asquerosos, resultan agradables. Bien hablados y con increíble dominio de la lengua - y aunque nos queda mucho que ver-, los colombianos sí parecen ser lo mejorcito de Colombia. 

Lo que más nos gustó: el barrio de la Candelaria, con sus centros culturales, comer delicioso en Quinua y Amaranto, los dulces de arequipe, los cafés/bares escondidos al subir un piso en callejuelas, el Museo Botero, el restaurante Andrés Carne de Rés y sus decoraciones en Chía, la vista desde Montserrate y las gente que conocimos allí, los taxistas de Bogotá y su conversación, el restaurante Bandidos en la Zona Rosa y su música en directo y ayyyy rumbear en el Gaira ! (el bar de Carlos Vives)

Recordad: click en las fotos para hacerlas grandes 
 ------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Bogota, à l’aterrissage, et en venant de Mexico, on croirait presque qu’il s’agit d’une ville de taille moyenne. Quelle illusion ! La piste en tous cas, est entourée de végétation et voilà bien une des caractéristiques de Bogota: c’est une ville plutot verte. Enfermée entre deux chaînes de montagnes, à 2400 mètres d’altitude, Bogota est froide, presque grise. Il paraît que la géographie détermine bien les traits de caractère des colombiens. Trois cordillères (occidentale, centrale et orientale), de grandes villes, très distinctes entre elles, et une vie rurale et villageoise bourgeonnante que nous découvririons bientôt. On dit de Bogota qu’elle est chotique, alors que Medellin est connue pour être belle et bien organisée, Cali est le berceau de la salsa, et Cartagena, sur la côte caribéenne, est la plus isolée et -dit-on-, la plus belle.

Bogota garde une atmosphère culturelle, littéraire, théâtrale, musicale. Le centre historique de la Candelaria est bouillonant, coloré, chaotique, et la nuit, mysterieux et presque un peu dangereux. C’est le lieu de réunion des artistes et comédiens, des musiciens, des voyageurs et des poètes. Hommages à Gabriel Garcia Marquez, musées, centres culturels, cafés litteraires, petits restaurants-boutiques et autres petits coins cachés derrière des portes en couleur rendent ce quartier intéressant à explorer, auprès des enfants sortis des collèges, une “oblea à l’arequipe” à la main, cette sucrerie locale.
Nord vs. Sud, comme toujours finalement, sont les axes qui divisent cette ville construite de façon géométrique. Passée une certaine rue, mieux vaut ne pas s’aventurer dans les quartiers du Bronx ou de la Zona Roja. Les noms parlent par eux-mêmes, et s’opposent à la Zona Rosa ou Zona T des quartiers du nord, bien plus riches. Heureusement, les généreux colombiens sont souvent prêts à aider, et à indiquer au touriste perdu les zones à éviter, les rues qui deviennent dangereuses la nuit. Tout ceci, melé à l’intuition de chacun, font de Bogota une ville agréable et sympathique.
Les colombiens se montent plutôt heureux, orgueilleux de leur pays, prêts à parler de leur histoire douloureuse et si récente, curieux de connaître les étrangers, et ravis de montrer leur nation. Voilà probablement ce qu’il y a de plus beau en Colombie. C’est ce qu’on dit, et c’est déjà ce que je ressens. Ca, et évidemment, la musique, la salsa, le merengue, la bachata, cette constante harmonie qui envahit tous les coins de rue, depuis la boulangerie jusqu’aux salons en passant par les bus et les cafés. Tout le monde sait danser ici, et comme nous disait un chauffeur de taxi, “le pire qui puisse t’arriver c’est de danser avec une fille qui ne sache pas bouger, mieux vaut rapidement en trouver une autre, car la danse, ça montre tout de suite le caractère de chacun !”. Polis et bien élevés, avec une maîtrise parfaite de la langue espagnole, la plupart des colombiens sont charmants et ont toujours un mot gentil et agréable pour ponctuer leurs phrases, un petit commentaire ou compliment.
Ce qui nous a le plus plu à Bogota; 
Le quartier de la Candelaria, ses centres culturels, le restaurant Quinua y Amaranto, les gourmandises à l’arequipe, les cafés cachés en haut des escaliers en plein centre, le museo botero, le restaurant Andrés Carne de Rés et son décor à Chia, la vue depuis montserrate, les chauffeurs de taxi et leurs thèmes de conversation, le restaurant Bandido Bistrot en la Zona Rosa, et aaaaah la rumba à Gaira Café, ce bar qui appartient à Carlos Vives, dieu du vallenato colombien !

Cliquez sur les photos pour les voir en grand !




©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá

©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá
©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá
©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá
©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá
©2014 Julie Cayrol
La Candelaria, Bogotá. Museo Botero
©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá
©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá. Amor por Gabo.
©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá.
©2014 Julie Cayrol. La Candelaria, Bogotá
©2014 Julie Cayrol. Bar el Mercantil, también llamado "el cafetito de allá". Bogotá 
©2014 Julie Cayrol. Bar el Mercantil, también llamado "el cafetito de allá". Bogotá
La catedral de sal, Zipaquirá
©2014 Julie Cayrol. Andrés Carne de Rés, Chía, cerca de Bogotá 
©2014 Julie Cayrol. Andrés Carne de Rés, Chía, cerca de Bogotá
©2014 Julie Cayrol. Andrés Carne de Rés, Chía, cerca de Bogotá 
©2014 Julie Cayrol. Teleférico a Montserrate, Bogotá
©2014 Julie Cayrol. Vista desde Montserrate, Bogotá

No hay comentarios:

Publicar un comentario