martes, 16 de septiembre de 2014

CARTAGENA DE INDIAS, simplemente hermosa.

Le trajet: taxi à La Bodega - Bateau à Magangué - Noix de coco en route - Bus à Cartagena, quelques avocats, un pain au fromage, beaucoup de cumbia, un arrêt pour acheter des chapeaux et des hamacs et... enfin, nous y étions. Dans cette belle ville dont tout le monde parlait comme étant le joyau de la Colombie. 
La première impression ne fût pas si bonne. Le taxi, pour éviter les embouteillages, traversa le quartier le plus pauvre de la ville, La Candelaria, petites maisons à moitié délabrées, des gamins pieds nus, et beaucoup, beaucoup de saleté. Malheureusement, la Colombie, c'est évidemment ça, aussi. 
Mais bientôt, nous découvririons la raison pour laquelle l'on parle si bien de cette ville. 

Jaune / Orange / Blanc / Violet / Bleu / Rouge / Jaune ... 
Et les couleurs se répètent, le long des maisons aux balcons fleuris, envahis par les bougainvilliers, ou sur les murs du quartier de Getsemani, où les graffitis à messages décorent les murs. 
Dimanche, 9h30, la ville se lève. Le rythme est encore plus lent que d'habitude. Les marchands de fruits étalent leur marchandise. Les avocats sont mûrs, le soleil est déjà fort. On entend déjà la salsa provenant du transistor d'un jeune, sur la place de San Diego. Et c'est que de la musique, il y en a partout. 
Que ce soit la compagnie de danse de la place de Simon Bolivar lorsque la nuit tombe et les soirées se rafraîchissent, les fêtards du Bazurto Social Club, ou les danseurs et artistes de la Ciudad Movil, le corps se désarticule, les hanches se libèrent, les gouttes de sueur inondent la peau. Et c'est qu'ici, tout le monde danse très bien. Cartagène nous rappelle qu'il existe un langage bien plus puissant que celui des mots. Même en marchant, ils dansent. 
Ciaoito, mami. Même en parlant, ils chantent. 
Cartagène, c'est couleurs, musique, danse, Caraibes, métisses, séduction, chaleur. Les peaux sont plus mattes, les coeurs encore plus ouverts, les hanches des femmes plus fortes, les fruits plus exotiques. A Cartagène, on se sent très bien et on va très doucement. 

Ce qui nous a le plus plu: Getsemani, ses oeuvres murales, et les soirées sur la Place de la Trinidad, où les locaux rejoignent les étrangers autour d'une Club Colombia, d'une pièce de théâtre improvisée en faveur de la paix, ou d'un match de foot animé par des petits. Le petit stand d'arepas vénézuelien à côté de la plaza de la trinidad. Le quartier de San Diego, sa place, ses ruelles magiques, où tout, tout, simplement tout était beau. Les soirées dansées et arrosées au rhum à Bazurto Club! La Ciudad Movil, ce centre culturel, danse, musique, photographie, où nous avons vu le groupe Caribe Funk, un super concert. Les gâteaux au maracuya et à la noix de coco de la pasteleria Myla.Mais surtout ! La lenteur, la chaleur, les gens, les places, les conversations, l'art d'observer, de prendre son temps, de se laisser attraper par cette belle ville. 
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El trayecto : Taxi a la bodega – barco a Magangué – Coco en la carretera – Bus a Cartagena, unos cuantos aguacates, un pan de queso, mucha cumbia, una parada para comprar sombreros y hamacas en el borde de la carretera, y por fin… habíamos llegado. A esa bella ciudad a la que todos se refieren como la joya de Colombia.
La primera impresión no fue tan buena. El taxi, para evitar el trafico, nos hizo pasar por una zona “poco recomendada”, el barrio más pobre de la ciudad, La Candelaria. Casitas deshechas, niños descalzos, y mucha, mucha basura. Desafortunadamente, eso también es Colombia. Pero pronto, descubriríamos el motivo por el cual todos hablan tan bien de esa ciudad.

Amarillo / Naranja / Blanco / Morado / Azul / Rojo / Amarillo…
Y los colores se repiten, a lo largo de los balcones en flores, invadidos por las buganvillas, o en las paredes del barrio de Getsemani, donde los grafitis decoran las paredes.
Domingo, 9h30, la ciudad se despierta. El ritmo es mucho más lento que de costumbre. Los vendedores de fruta extienden su mercancía en sus puestos ambulantes. Los aguacates están maduros, el sol ya pega fuerte. Ya se oye salsa del transistor de un joven en la Plaza de San Diego. Y es que música, aquí hay en todas partes.
Ya sea la compañía de danza de la plaza de Simon Bolivar cuando oscurece y la temperatura refresca, los fiesteros del Bazurto Social Club, o los bailarines y artistas de la Ciudad Móvil, el cuerpo se desarticula, las caderas se liberan, las gotas de sudor inundan la piel. Y es que aquí, todo el mundo baila todavía mejor. Cartagena nos recuerda que existe un lenguaje aún más potente que el que pertenece a las palabras. Hasta caminando, bailan.
Ciaoito, mami. Hasta hablando, cantan.

Cartagena es color, música, danza, Caribe, mestizos, seducción, calor. Las pieles son más oscuras, los corazones más abiertos, las caderas de las mujeres más anchas, las frutas más exoticas. En Cartagena, uno se siente bien y va muy, muy despacito.

Lo que más nos gustó: Getsemani, su arte callejero, las noches en la Plaza de la Trinidad, donde los colombianos se juntan con los extranjeros frente a una Club Colombia, una obra de teatro improvisada en favor de la paz, o un partido de fútbol animado por unos niños. El stand de arepas venezolano al lado de la Plaza de la Trinidad. El barrio de San Diego, su plaza, sus calles mágicas, donde sencillamente todo, todo, era bonito. Las noches bailadas y de ron en el Club Bazurto. La ciudad Movil, centro cultural, de danza, música y fotografía, donde vimos el estupendo concierto del grupo Caribe Funk. Los pasteles de maracuya y coco de la pasteleria Myla.

Pero sobre todo ! La lentitud, el calor, la gente, las plazas, las conversaciones, el arte de observar, de tomarse su tiempo, de dejarse atrapar por esa bella ciudad.
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.  

© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.  
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.  
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.  
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.  
© 2014 Julie Cayrol. Getsemani.
© 2014 Julie Cayrol. Ciudad amurallada.


© 2014 Julie Cayrol. Ciudad amurallada.
© 2014 Julie Cayrol. Ciudad amurallada.
© 2014 Julie Cayrol. Plaza Bolivar.
© 2014 Julie Cayrol. Plaza Bolivar.


© 2014 Julie Cayrol. Plaza Bolivar. 
© 2014 Julie Cayrol. Ciudad amurallada
© 2014 Julie Cayrol. Ciudad amurallada
© 2014 Julie Cayrol. Ciudad amurallada. 
© 2014 Julie Cayrol. Ciudad amurallada
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego

© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Consejería de Sanidad
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego
© 2014 Julie Cayrol. Barrio San Diego 
© 2014 Julie Cayrol. Pza Trinidad, Getsemani 
© 2014 Julie Cayrol. Pza trinidad, Getsemani
© 2014 Julie Cayrol. Cartagena de noche
© 2014 Julie Cayrol. Cartagena de noche
© 2014 Julie Cayrol. Cartagena de noche
© 2014 Julie Cayrol. Cartagena de noche
© 2014 Julie Cayrol. Cartagena de noche
© 2014 Julie Cayrol. Cartagena de noche

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