jueves, 31 de julio de 2014

Alegría y Gastronomía: OAXACA. MEX. Oaxaca

La travesia de la sierra de Oaxaca, de la costa a la ciudad de Oaxaca, no fue desprovista de aventuras. 
Todo se decidió como las mejores decisiones en la vida: impulsivamente. Pasamos de estar tumbadas en la Posada del Arquitecto, a estar empacando las mochilas, y media hora después, andábamos en un taxi camino a.. Pochutla. Pueblo animado y todo salvo bello, encontramos una compañía de camionetas de 16 plazas que nos llevaría en 6 horas a Oaxaca (frente a las 10 horas de la ADO- quién sabe como lo harían. Pronto lo descubriríamos). 
La banda sonora de Pochutla era: "Pa Oaxacaaaa, pa Oaxacaaaa, hay plazas, pa oaxacaaaaa". 
Olía a pan dulce, y hacía mucho calor. 
Cuando por fin nos sentaron en la camioneta (y es que había un chico específicamente ahí para asignaros los asientos. De una camioneta de 16 plazas, insisto), entendimos como tardaban tan poco. Agil y alegre, fuimos recorriendo las curvas de esta bella carretera de montaña para llegar en cinco horas y media a Oaxaca. El señor a mi lado se dormía sobre mí, y la chica sentada al lado del conductor le contaba la vez que había pasado la frontera californiana con unos coyotes (esa gente que ayuda a pasar fronteras) y les había pillado la policía. Todo al son de un sólido reggaeton alternado con unas buenas rancheras. Todo muy cómico, y muy pintoresco. 
Llegamos a un hotelito, a dormirnos bien pronto... para despertarnos unas pocas horas después por... un terremoto ! Nada más y nada menos que 6.4 en la escala de Richter. Lena tuvo a bien acordarse de lo que le habían enseñado, y llevar a sus niñas bajo el marco de una puerta mientras la tierra se revolvía bajo nuestros pies. Qué imagen: las tres en pijama, a las 6 de la madrugada, bajo el marco de la puerta, mientras los gringos chillaban en el patio del hotel en calzoncillos. 

Oaxaca es una muy bella ciudad, muy alegre, muy colorida, y cuando llegamos, quedaban remanentes del famoso festival Guelaguetza, y había aún muchos mercados de artesanías y productos típicos por las calles. El propio mercado de Oaxaca, en plena ebullición durante el día, ofrece todo tipo de productos de la región, desde el delicioso quesillo, hasta el sabroso mezcal, y todo tipo de tlayudas, quesadillas de huitlacoche, de flor de calabaza, mole de todos los colores, café, chocolate... La lista es larga: un verdadero paraíso gastronómico. 
La posada Casa del Sol es un lugar hermoso de cuartos amplios y techos altos coloniales, cuyo dueño es amable y da todo tipo de consejos. El desayuno en ese patio interior es un gusto antes de partir a la descubierta de Oaxaca. 
http://www.hostalcasadelsol.com.mx
La catedral yacía tan espléndida como nos habían contado, y el zócalo estaba ocupado por maestros en huelga. Tenía un aire a la puerta del Sol de aquel entonces. Bailamos en la calle a los pies de la iglesia, bajo la mirada sorprendida de los oaxaqueños que animaban a esas españolitas. Paseamos por los mercados y por las calles, visitamos muchas galerías de arte y tomamos margaritas de mezcal.
Nos fuimos a las cercanas cascadas petrificadas, y a las ruinas de Mitla, comimos como reinas, y disfrutamos de los habitantes tan acogedores de Oaxaca. 
Nos encantó cada cosita de este estado tan alegre como simpático.. Y sin duda hubiéramos alargado la estancia si no hubiese sido porque nos esperaba la capital, capirucha, DF o Deefe, los chilangos, con ganas de fiesta y de celebración !

(Seguimos con fotos de iphone)



Oaxaca
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Oaxaca
Iglesia de Santo Domingo, Oaxaca 
Calle Macedonio Alcala, Oaxaca


Comiendo mamey en Oaxaca 
Café oaxaqueño !
Mitla

Cascadas petrificadas
Cascadas petrificadas
Cascadas petrificadas





MAZUNTE, OAXACA, Mexico- O como quedarse atrapado en una playa.

Nos aventuramos desde Chiapas al estado Oaxaca, y sin Sophie, tomamos la carretera como valientes (10 horitas, montañas, curvas, militares, calor, cocos, un buen pescado en la carretera al son de unas rancheras y de las risas de los locales, una espina en mi garganta que me sacó Reyes con pinzas de depilar ???)- para llegar a la costa oaxaqueña, donde decidimos quedarnos 5 días en el hermoso pueblo y playa de Mazunte. 
Con su reserva de tortugas, este lugar de playa, pequeño y familiar, también es un sitio que atrapa, ya que tras una tarde en la playa, uno ya se conoce a todo el mundo: el argentino que vende los pasteles al atardecer, los hermanos venidos del DF en busca de amigas, los hippies que se quedaron ahí para siempre, el dueño del hostal de allí arriba (que no os aconsejamos por su estado de desolación a pesar de preciosas vistas) - que solamente vive fumado y haciendo yoga (y de vez en cuando montando fiestones bajo las estrellas, como a la que fuimos !), el colombiano vestido de naranja chillón que le ofrece mezcal a sus hijos de 8 años, el maestro de meditación con su trozo de madera en el pelo y su barba interminable... En fin, una serie de personajes que, como nosotras, buscaban un lugar mágico y donde el vivir se volvía dulce. 
Todos convivíamos y nos conocíamos durante los baños en el agua cálida del pacífico, en esta preciosa bahía donde el ceviche sabía a paraíso, las tlayudas (típicas tortas enormes oaxaqueña) al cielo, y la cerveza- ni te digo. 
Cuando el sol pegaba demasiado fuerte, todo el pueblo se reunía en la Posada del Arquitecto. El "place to be" de Mazunte, ambientazo al borde del mar, escuchando la música que toca un chavo veracruzano con su guitarrita, y compartiendo experiencias con todos. Nos quedamos a dormir en la Posada, en unas preciosas cabañas de bambú, abiertas, al son del Pacífico. 
http://www.posadadelarquitecto.com

Claro, que cuando uno vive así, de playa, bienestar, convivencia, hipismo y tranquilidad... se le olvida que tiene la cámara metida en el bolso en la arena, y que estamos en el pacífico. Las olas llegan hasta allí ! Y allí murió mi cámara, ahogada la pobre. Fue bastante poético, y sorprendentemente, el cabreo fue leve. Allí uno sencillamente no puede cabrearse. 




Por tanto las fotos son de iphone, pero os darán una idea. 


miércoles, 30 de julio de 2014

SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS. CHIAPAS. Belleza, Dolor, Misterio, Revolución, y Fascinación.

San Cristobal de Las Casas: belleza, misterio, revolución, fascinación, y otras tantas palabras para describir a este apasionante pueblo: caos, bullicio, resignación, misticismo.... 
Metido en el valle de una montaña, de aspecto colonial, con sus casas de colores y sus calles estrechas, sus caóticos aunque no tan ruidosos mercados, su imponente catedral, sus tranquilas plazas, sus inglesitas coloridas, su mezcla de gente -indígenas temerosos y desconfiados, y viajeros, muchos viajeros medio hippies perdidos en el espíritu revolucionario del zapatismo- le dan a este pueblo un ambiente cálido, relajado, animado, y muy especial. 
Se respira el dolor de la historia, que se mezcla con la música que se escapa de los bares habituales - el Revolución y otros-.  Los andadores turísticos, calles peatonales, repletos de gente venida de todo el mundo, disfraza de ocio la dura realidad de este pueblo tan emblemático de la región. 
Artesanía por doquier, mucho café, y muchos colores, San Cris es un pueblo que absorbe y enamora a medida que pasan los días, cada vez que entrega tan generosamente sus atardeceres mágicos y cálidos.

San Juan Chamula, pueblito cerca de San Cristobal, se viste de aún más misterio. Pueblo callado, uno casi no se atreve a cortar esa atmósfera, por miedo a perturbar el silencio tan espiritual que rodea a los caciques reunidos en la plaza central. La iglesia principal, con sus tonos verdes alegres, ha transformado un centro cristiano a su propia creencia, desplazando al Cristo para dejar a San Juan en su lugar. Botellas de coca cola como ofrendas, y hojas de pino en vez de bancos, uno se pregunta qué tipo de sacrificios han debido de tener lugar en este espacio tan inquietante. 

Zinacantán, quizás algo más simpático, nos permitió conocer a una familia dueña de un telar en su propia casa. La abuelita nos cocinó unas ricas tortillas de maíz azul, y pudimos desvalijar la tienda y salir con nuevas telas y prendas para la casa. 

Pasear y descubrir, adentrarnos en San Cristobal, escuchar música en los centros sociales como El Paliacate, gozar de un buen café, un buen chocolate, o un buen mango con chile, descubrir las iglesias, respetar este silencio místico, esa introspección que revestía los mercados:
Durante vario días, no hicimos más que enamorarnos de San Cristobal, y seguir viviendo y amando Chiapas y su historia. 
(Algunas muy bonitas fotos están tomadas por Reyes)
San Cristobal, © 2014 Julie Cayrol
San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Plaza Principal, San Cris © 2014 Julie Cayrol
San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Catedral, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Foto hecha por Reyitas !
San Cristobal © 2014 Reyes Alvarez
Foto hecha por Reyitas !
San Cristobal © 2014 Reyes Alvarez
Foto hecha por Reyitas !
San Cristobal © 2014 Reyes Alvarez
Calles peatonales, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Calles peatonales, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Hecha por Lenita, Iglesia en San Cris
Ascendiendo a la iglesia, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Ascendiendo a la iglesia, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Ascendiendo a la iglesia, San Cristobal © 2014 Reyes Alvarez
Ascendiendo a la iglesia, San Cristobal © 2014 Reyes Alvarez
Vistas de San Cris © 2014 Julie Cayrol
Ascendiendo a la iglesia, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
La bella Lena
Ascendiendo a la iglesia, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Iglesia, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Iglesia, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Indígenas chiapanecas, San Cris© 2014 Julie Cayrol
El curandero anunciando su producto, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Y el pueblo atento, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
PlazitaSan Cristobal © 2014 Julie Cayrol
PlazitaSan Cristobal © 2014 Julie Cayrol
© 2014 Reyes Alvarez
© 2014 Reyes Alvarez
San Cris,  © 2014 Julie Cayrol
San Cris © 2014 Julie Cayrol
San Cris, © 2014 Julie Cayrol
San Cris, © 2014 Julie Cayrol
Mercado, San Cris, © 2014 Julie Cayrol
Mercado, San Cris, © 2014 Julie Cayrol
Mercado, San Cris,  © 2014 Julie Cayrol
Preparando Coco, Mercado, San Cris  © 2014 Julie Cayrol
Coco, Mercado, San Cris  © 2014 Julie Cayrol
Otra iglesia, San Cris © 2014 Julie Cayrol
Otra iglesia, San Cris © 2014 Reyes Alvarez

Vistas de San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Abuelita rezando, iglesia, San Cris © 2014 Julie Cayrol
Plaza principal, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
San Cris © 2014 Reyes Alavrez
Indígenas chiapanecas, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Indígenas chiapanecas, San Cristobal, © 2014 Julie Cayrol
Indígenas chiapanecas, San Cristobal © 2014 Reyes Alvarez

Indígenas chiapanecas, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Indígenas chiapanecas, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Indígenas chiapanecas, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
Bar Revolución, San Cristobal © 2014 Julie Cayrol
San Juan Chamula© 2014 Julie Cayrol
San Juan Chamula © 2014 Reyes Alvarez
San Juan Chamula © 2014 Reyes Alvarez
San Juan Chamula © 2014 Julie Cayrol
San Juan Chamula © 2014 Julie Cayrol
San Juan Chamula © 2014 Julie Cayrol
San Juan Chamula © 2014 Julie Cayrol
Telar en Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Telar en Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Telar en Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Haciendo tortillas, Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Haciendo tortillas, Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Telar en Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Telar en Zinacantán © 2014 Julie Cayrol
Iglesia en Zinacantán © 2014 Julie Cayrol